Esa mirada.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Última noche de Verano.


Se hace tarde. El sol, perezoso, se esconde tras el horizonte y la luz se desvanece en el crepúsculo; la noche se cierne sobre la ciudad en una oscuridad que algunos temen. Otros la consideran mágica. 
El envolvente silencio de la noche fue interrumpido con un repiqueteo de tacones. Cada vez se oía más cerca, hasta que, en un determinado momento, se silenció. Otro sonido, mucho mas suave, irrumpió. El sonido de la cansada tela deslizándose por la piel hasta rozar el frío suelo. La chica se sentó sobre su cama y, sin ocultar su clara desgana, se descalzó sus tacones sin prestar demasiada atención a lo que hacía, tratando que sus párpados, que aún estaban tintados de negro, no se cerraran antes de tiempo.

Dejó su cuerpo caer sobre el colchón completamente, sintiendo como su oscuro cabello se apoderaba de toda la almohada, dando la impresión de que también quería descansar. La fría brisa de la noche, que tanto contraste tenía con el caluroso aire seco del día y que cada noche era más y más frío, acariciaba su piel, produciendo una leve sonrisa en su rostro. Abrió los ojos y giró la mirada hasta la cortina que cubría la gran ventana de su lado, por la cual una brisa de viento nocturno hacía bailar dicha cortina, pareciendo que en cualquier momento acariciaría su piel.
Se dio la vuelta, colocándose boca abajo para respirar su aroma; el de aquel chico que conoció ese año, el cual fue dejando allí cada noche, durante esos dos meses que ahora ahora acababan, su dulce aroma. Agarró las sábanas entre sus manos, cerrándolas en puños haciendo que aquella sonrisa se ampliara más. De nuevo cerró los párpados y en ese mismo instante, las campanadas de un lejano reloj rompieron por completo el silencio durante de las doce campanadas que anunciaron a Cenicienta que la magia se iba a desvanecer. El silencio volvió y ella cayó en un profundo sueño. Un sueño del cual no volvería a despertarse...
Hasta el año siguiente.


¿Su nombre? Aquella chica se llamaba Verano.

Dedicado a Maríaw Pikiriflow.

martes, 16 de agosto de 2011

Se está rumoreando por ahí.

Se rumorea por ahí que ella nunca ha sido capaz de amarte como yo lo hago. Se rumorea que es una extraña. 
¡Claro! Ella lo tiene todo... Pero cariño ¿eso es realmente lo que quieres?
Bendita sea tu alma, por Dios ¡tienes la cabeza en las nubes! Pero no te preocupes, yo te ayudaré a bajar; daremos celos a mis sábanas mientras lo hago.
Se rumorean cosas, muchas cosas, pero ahora se rumorea...


Que ella ya no tiene tu amor.

¿No lo ves? Se está riendo de ti y te está haciendo caer. Hizo que te congelaras desde tu corazón hasta la médula.
No te preocupes, haré que te derritas con una mirada, como siempre.
Me he enterado de que me has echado en falta y que has contado cosas que no deberías.

¿En serio no has oído los rumores?
Ahora se rumorea que yo soy por quien vas a dejarla.

Todas y cada una de las palabras que me susurraste dulcemente al oído, durante aquel frío invierno, cuentan una historia que no, no soy capaz de escuchar. 
Ahora haces que me despierte en la primavera, cielo, vengo con hambre.

Purificaré tu alma como sólo yo sé. 

Hoy voy de caza; tú eres mi presa. Me vestiré con mis armas de cazadora y saldré en tu búsqueda. Rastrearé tu aroma, que ya me teme. Sé que no vas a correr, realmente me esperas sentado en el sillón, desafiante. Eso es lo que lo hace más divertido. Jugaré con tu cuerpo al juego que Dios me enseñó.

Se rumorea por ahí que acabaré con tu vida mientras dices mi nombre en voz alta.