Esa mirada.

viernes, 24 de febrero de 2012

Secretos de una joven guidette.

Ella ya había ido a muchos pubs y discotecas a lo largo de su vida, pero aquella era la primera vez en la que le pedían que se abriera de piernas antes de la primera copa. O eso pensó mientras le pasaban el detector de metales  en torno a su cuerpo justamente a la entrada de uno de esos lugares donde muere el sábado noche para nacer un domingo con resaca.
No tenía demasiado claro el por qué estaba allí. Se sentía demasiado fuera de lugar pero necesitaba, a la vez, evadirse del mundo. Quizás un par de chupitos y uno de esos bailes salvajes, en los que no estás seguro si se está solo bailando o metiendo mano, le ayudaría a no pensar en el tema. Algo inevitable.
¿Por qué demonios no podía apoyarle? ¿Y eso no es lo que hacen las parejas: apoyarse en sueños estúpidos?
Báh, demasiadas preguntas. Mejor pedir otro chupito y esperar a estar tan borracha que no fuera capaz de pronunciar esas preguntas con claridad.

La despertó un intenso rayo de sol cruzándole el rostro como una bofetada. Otro maldito día. Fue entonces cuando sintió que unos brazos desconocidos  la rodeaban desde atrás y le daban un suave beso en el cuello. Vale, nena, este sería el peor de los malditos días. Y no por el hecho de despertarse con un hombre al cual tendría que echar en los siguientes cinco minutos inventándose cualquier escusa disparatada, sino porque sabía que se llevaría todo ese día buscando señales en palabras que seguramente no tendrían el más mínimo mensaje oculto. Hombres, siempre tan simples.

Un codazo discreto pero certero, una despedida rápida y cerrar la puerta tras un "ya te llamaré" que iría seguido por un "en el mejor de tus sueños" en bajos susurros, aun sabiendo que aquel joven, del cual no recordaba ni su nombre -eso si se lo había dicho, claro-, no escucharía.

¿Y por qué había que etiquetar a las personas? ¿Por qué alejarse de alguien sólo porque fume, porque bese mal, porque tenga un miles de muñecas de porcelana o porque se lleve a cualquier hombre a la cama?
Para ella no se trataba de un tema de etiquetas. Se trataba de que su norma fundamental era no aceptar órdenes de ninguna zorra o un capullo cualquiera. Era ella quien dominaba. Siempre. Eso sí, la dominante con el cuerpo más sexy de toda la ciudad cosa que, a diferencia de las demás, no necesitaba a nadie que se lo dijese
Sentada en el sillón de su habitación, contempló la ciudad, las miles de historias que existían en ella, dándose cuenta de que era joven, quizás demasiado como para tomarse un cosmopólitan a las doce de la mañana, desnuda y sentada sobre el sillón de su habitación mirando por la ventana.

La vida es siempre joven. Que un pesimismo absurdo y pasajero no nos haga envejecer, haciendo que perdamos el tren de las oportunidades, de los sueños, las pasiones y todo aquello con lo que, en los peores momentos, añoramos.
 

2 comentarios:

  1. Me ha encantado, es muy fresco y me gusta tu estilo ^^ no sabía que escribieras tan bien, me he quedado boquiabierta. Pondré tu blog en seguir y leeré todo absolutamente todo.

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    1. Oh, muchas gracias, aunque la verdad es que me gusta que comentéis sobre vuestra opinión, más que nada para mejorar si veis algún que otro fallo. Así que si ves algo que crees que deba cambiar, aceptaré tu opinión encantada... Otra cosa es que vaya a cambiarlo, jaja.

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