Esa mirada.

domingo, 10 de abril de 2011

Noches de silencio.

No hables, ni si quiera un murmullo. Escucha. Dos corazones fundidos, que laten como uno solo. Una pequeña sonrisa en la oscuridad, seguida de un suspiro. 
Pasamos de ser niños, a amantes que se escabullen en la noche intentando pasar desapercibidos entre las sombras. Rompamos todo, en mil pedazos, como un gran cristal que parece que se deshace al recibir un golpe, soltando miles de diminutos trozos que brillan incluso en la oscuridad, pareciéndose a una lluvia mágica. 
Ligeros estremecimientos se suceden por toda mi espalda, casi inconscientemente sé que a la madrugada me escaparé de tus brazos pero no pienso en eso, tus caricias me lo impiden. 
Aún no recuerdo como hemos llegado hasta aquí, pero en tu cuarto de baño sigue la marca de mis labios en la esquina de tu espejo, para que cuando te levantes, sepas que no fue un sueño.


Ahora, es el momento de olvidar quienes fuimos ayer para dar paso a quienes seremos mañana

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