Esa mirada.

sábado, 28 de mayo de 2011

Descaro.

Hay cosas sobre las que es muy difícil escribir. Por muy bien que se me de plasmar mis sentimientos en parrafadas enteras, en cada palabra, e incluso en cada letra, dotándola de un sentimiento que puede ser percibido a la hora de leerlo. Hay quien me llama descarada por mis frases, e incluso, hay quien cree que soy excesiva con mis sentimientos. Pero ¿no es lo mismo escribir sentimientos que plasmarlos en la dulce melodía que suena cada vez que rozamos un conjunto de teclas armoniosamente de un piano de cola con la yema de los dedos? Llamamos descarada a la que escribe, pero no al que toca el piano aunque describan el mismo sentimiento.
Aún así, esta descarada escritora hoy no sabe como expresar sus sentimientos, no sabe que metáfora podría usar. ¿Estaré perdiendo facultades? Puede ser. Aunque también es muy probable que sea porque realmente no sé que quiero sentir. Dentro de mi, chocan pensamientos ideales con sentimientos, haciendo su propia guerra en el interior de mi cuerpo, de forma que me producen un estremecimiento tras otro desde la nuca hasta el final de mi espalda, como si todos y cada uno de mis nervios fueran conscientes del conflicto emocional que se presenta.


Sólo puedo afirmar que los recuerdos me hacen llorar, y que con mi propia sangre escribo este final.

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